Todos tenemos ropa sostenible en nuestros armarios

En los días previos al Black Friday mi feed de Instagram se llenó de anuncios cargados de ofertas y descuentos. Incluso empresas que yo catalogo como sostenibles anunciaban a bombo y platillo sus reducidos precios.

No me quiero meter mucho en si el Black Friday tiene a estas alturas sentido o no. Si es ético fomentar el consumo de productos que en realidad no necesitamos. O en si las ofertas son tales o simplemente se trata de una campaña de marketing que nos genera necesidades inexistentes. A la vuelta de la esquina tambiés están las Navidades, quizás el momento del año con más compras impulsivas agazapadas entre nuestra selección de regalos.

Sale black friday sign

En el caso de la ropa, quizás uno de los productos en los que más se notan las compras sin criterio, creo que en ocasiones el tema de la sostenibilidad en las prendas nos hace tomar decisiones algo arbitrarias.

Como una vez le oí decir a María Negro en una entrevista, la prenda más sostenible es la que ya cuelga en tu armario. La prenda con la menor huella de carbono en su producción es la que ya existe.

Esta afirmación me lleva a dos ideas: la primera, que probablemente la cantidad de ropa que poseemos supera con creces a la que realmente usamos (o necesitamos). Y la segunda: que la ropa que sí usamos, que intentamos mantener en buen estado, a la que intentamos sacar el mayor partido posible es por si misma sostenible.

No todas las prendas del denominado fast-fashion son de baja calidad. Yo tengo prendas de marcas puramente fast-fashion que me acompañan desde hace años, que me encantan y que seguiré usando hasta llegar al final de su vida útil. En este sentido, estas prendas son las más sostenibles de mi armario, aunque no sean de marcas explicitamente sostenibles.

Con el tiempo he entendido que la calidad y la sostenibilidad no van siempre de la mano. Y si me tengo que quedar con una de ellas, creo que las prendas de calidad se adaptan mejor a mi concepto de consumo responsable. Si además están fabricadas de una manera responsable con el medio ambiente, las personas involucradas en su fabricación y la producción de sus materias primas, mejor que mejor.

Una prenda sostenible que no te pones o que acaba deformada después de pocos lavados no me parece sostenible. Y no hablemos ya de esas prendas supuestamente sostenibles, pero que lo único que tienen de green es el color de su etiqueta.

Antes de comprarte esa camiseta negra de algodón 100% biológico, antes de empezar a planear tu armario sostenible, piensa en todas esas prendas que ya tienes en tu armario. Piensa en lo mucho que tanto tú como el planeta habéis invertido ya en ellas. La sostenibilidad empieza por aprovechar al máximo lo que ya tenemos. Porque, en la mayoría de los casos, tenemos más que suficiente.

Como siempre te espero en los comentarios para leer tu opinión sobre el tema.

firma

Fotos: Markus Spiske via Unsplash // rocknwool on Unsplash

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