Trabajar gratis y las leyes del karma
En ocasiones parece que el universo intentase sutilmente darme pequeñas lecciones. A veces las percibo y otras veces ni les doy la mayor importancia. He aquí una de esas coincidencias que, casualidad o no, me ha dado que pensar.
Todo empezó hace unas semanas cuando al abrir mi bandeja de correo encontré un mail, que aunque a primera vista pareciese spam, en realidad era una solicitud para utilizar una de mis fotos publicadas en Flickr. De primeras no sabía muy bien que decir pero después de pensarlo un ratín, y tratándose de la foto de la que se trataba, llegué a la conclusión de que no había razón para no colaborar con la persona que me había mandado el email. Y sí, la palabra colaborar implica no cobrar nada por ello, pero sí que se incluya mi nombre en los créditos de la imagen.
Algunos días después, otra persona me pidió unas fotos para su proyecto personal (las podéis ver aquí). Yo accedí encantada, porque para que os voy a engañar, me encanta eso de tener algún proyecto “fotográfico” donde seguir practicando con la cámara. A ella le gustaron sus fotos y a mi me sirvió de experiencia hacer esos retratos.
Pues bien, de vuelta a casa tras esa última sesión, me vino a la cabeza una pregunta que ya me había planteado en ocasiones anteriores pero que en aquel momento retornó con más fuerza:
¿ Es justo seguir “regalando” mis fotos ?
A mi me cuesta mucho poner un precio a las fotos que hago por varias razones: primero, porque no me considero una fotógrafa profesional. No tengo una preparación acorde y no me dedico a ello profesionalmente. Yo saco fotos, lo de buenas o no depende desde luego del ojo con que se mire, pero no creo poder catalogarlas como profesionales.
Segundo, porque me sigue dando vergüenza dar el primer paso y decir: Hola, me llamo Sombra y si quieres que te haga tus fotos estamos hablando de no-se-cuantitos-euros. Siendo sincera, yo no me sé vender y tampoco sé si a estas alturas quiero empezar con ello.
Y por último, la fotografía sigue siendo mi mayor afición y es algo que no quiero que cambie. No querría que los ratos de disfrute que tengo cámara en mano se viesen empañados por esa responsabilidad adquirida al cerrar un acuerdo con alguien.
Y la pregunta de arriba no se refiere sólo a si es justo para mí invertir tiempo, del que os prometo no me sobra, en realizar un servicio que luego no veo compensado económicamente. Sino también tiene que ver con esa “competencia desleal” que afecta a muchos profesionales de la fotografía. No obstante, creo que hasta ahora, las personas que han acudido a mi porque necesitaban unas fotos, no han dejado de contratar un servicio profesional por el hecho de que yo les hiciese un favor. Pero quizás en esto también me equivoque.
Y es que no puedo estar más de acuerdo con Cristina cuando escribió sobre este tema en Kireei : “Trabajar gratis sí, cuando el trabajo te parezca que supone un crecimiento para ti a nivel creativo o vayas a aprender alguna cosa que no sabes.” (el post completo lo podéis leer aquí).
Y yo añadiría, que trabajar gratis es en ocasiones una puerta abierta a oportunidades y colaboraciones futuras, que quizás no podríamos atravesar sin haber empezado compartiendo nuestro trabajo y colaborando con otros proyectos.
Y es que me gusta pensar que poniendo ahora mi mejor intención en este tipo de colaboraciones, en un futuro, las leyes del karma se portarán bien conmigo y me mostrarán algunas de esas puertas que antes mencionaba.
Me gustaría mucho leer vuestra opinión sobre el tema, tanto si os encontráis en el lado de los “aficionados” como en el de los “profesionales”.
Como siempre, os espero en los comentarios.