3 razones por las que adoro tu newsletter
Dejando un poco al lado el tema fotográfico, vuelvo con un nuevo post para {All my blogging} (oé, oé, oé..). Aunque ya aviso, este post no contiene las claves con las que vas a conseguir 1000 suscriptores a tu sitio, sino las principales razones por la que me mantengo suscrita a la newsletter de un blog. Esos consejos subjetivos sobre cómo escribir una newsletter que enganche.
Imágen: Sombra González, México DF, Abril 2015
No estoy suscrita a todos los blogs que tengo en mi feedly, sino que sólo me suscribo a aquellos cuyos contenidos realmente me gustan. Si después de unos meses la newsletter no me convence, pues elimino la suscripción y a otra cosa. Por experiencia sé que es un rollo tener mi bandeja de entrada llena de emails que finalmente acaban en la papelera. Valoro mi tiempo y por eso intento hacer limpieza de suscripciones de vez en cuando.
¿Y qué es lo que hace que quiera seguir recibiendo tus newsletter? Pues aquí te dejo las tres razones principales.
Me gusta como me hablas
Al igual que con los post, cuyo contenido intuimos con su título o su resumen, una newsletter tiene que enganchar desde el primer momento. Si su título no me produce cierta curiosidad, ni tan siquiera abriré tu email. Tras las primeras líneas habré decidido si seguir leyendo o no hasta el final. No nos olvidemos de ello: una newsletter es al fin y al cabo un email, una carta dirigida a alguien que no conocemos pero que queremos que siga interesado en nuestros contenidos.
Tan importante como los temas que tratas es la forma como los escribes. Aunque sé que no soy la única persona que ha recibido ese email, me gusta sentirme especial e imaginar que de alguna manera has pensado en mí para redactarlo.
Debe haber una sintonía entre el tono de tus posts y de tus newsletters. Debo sentir que es la misma persona la que redacta esos post tan interesantes y esos mails que de vez en cuando aparecen en mi bandeja.
Tu blog y tu newsletter son igual de bonitos
Tus newsletter siempre están bien estructuradas, redactadas sin faltas de ortografía y tus enlaces funcionan a la perfección. Tu buen gusto a la hora de diseñar tu blog también se nota en tus emails. Por eso, y por cómo escribes, no me importa pasar 10 o 15 minutos leyendo los contenidos que has querido compartir conmigo.
Me descubres cosas nuevas
En tu newsletter siempre descubro algo nuevo. Está bien que me recuerdes los últimos post que has escrito por si me los hubiese llegado a perder. Pero eso no es el objetivo principal de tu newsletter. Tus mails se nutren de contenidos exclusivos que no se pueden encontrar en tu blog y son de alguna manera más personales: los últimos libros que has leído, películas que merecen ser compartidas, artículos de otros blogs que sabes me van a interesar. En definitiva, son mails que suelo guardar para consultar más tarde y disfrutarlos con tiempo.
Me gusta que aunque incluyas algunas de tus ofertas o tus nuevos productos, tu newsletter no gire sólo en torno a ello. Soy consciente de que el email marketing es una pieza fundamental de tu negocio online, pero no me apunte a tu newsletter sólo para recibir ofertas, sino para seguir disfrutando de tu manera de escribir. De tu buen ojo a la hora de elegir contenidos. O simplemente de tu forma de vida, que al fin y al cabo fue lo que me llevó a quedarme por tu blog.
Éstas son mis razones, como he dicho, totalmente subjetivas y discutibles. Si quieres saber más sobre qué es exactamente una newsletter, porqué necesitas una y algunos consejos sobre su redacción estoy segura que este artículo de Mamá, quiero ser blogger te va a ser de mucha utilidad.
Yo por mi parte todavía no he encontrado ni el tiempo ni la inspiración para redactar una newsletter para este blog. Pero quien sabe, igual llega el día en que necesito compartir algo más con vosot@s y me lanzo a la piscina.
Y a vosotr@s, ¿qué es lo que realmente os engancha de una newsletter? Como siempre, muchas gracias por compartir vuestras opiniones y consejos en los comentarios.
¡¡ Feliz fin de semana & happy blogging !!
Imágen de portada: Daria Nepriakhina vía Unsplash